MADRID, 22 Abr. 19 (ACI Prensa).- El sacerdote ruandés Dominique Savio Tuyisenge recuerda el genocidio que tuvo lugar en este país en 1994, es decir hace 25 años y en el que murieron 800 mil personas. “Fueron días para apoyarse en Dios, era el único camino”, aseguró.
P. Dominique Savio Tuyisenge. Foto: AVAN
El genocidio fue consecuencia de la rivalidad entre las etnias hutus y tutsis. El atentado contra el avión del presidente ruandés Juvénal Habyarimana, de la etnia de los hutus, provocó las revueltas que se prolongaron durante 100 días en los que se persiguió a los tutsis.
El P. Dominique Savio Tuyisenge es sacerdote de la congregación de los Misioneros de los Sagrados Corazones y vive desde hace cuatro años en Valencia (España) donde es párroco de la iglesia de San Pedro Pascual.
El P. Dominique tenía 17 años, estudiaba secundaria y vivía en la ciudad de Kigali cuando comenzó la guerra civil.
“Fue horrible porque te das cuenta de que el ser humano es capaz de cometer atrocidades”, precisó el P. Dominique a Paraula, el semanario de la Archidiócesis de Valencia. El inicio de esta guerra hizo que toda su familia huyera al Congo, donde permanecieron durante tres años.
El sacerdote recordó que entonces “la guerra estaba en Ruanda, lo llenaba todo y veías cómo la gente moría”. Muchos de sus familiares y amigos fallecieron durante los enfrentamientos. El sacerdote aseguró que eso le sirvió para “valorar cada instante de la vida y lo bueno que tiene”.
El P. Dominique destacó la “gran labor que realizó la Iglesia aquellos días en Ruanda, cuando muchos misioneros arriesgaron su vida y los templos se convirtieron en refugio”, y cómo esa labor continuó después porque “la Iglesia ha sido pionera en la reconciliación y está haciendo mucho trabajo en las cárceles y con iniciativas para conseguir el perdón”.
En ese sentido el P. Dominique precisó que pese a esos momentos horribles, siempre mantuvieron la esperanza de que Dios “de tanto mal iba a sacar (el) bien”, porque “cuando el hombre falla solo puede solucionarlo Dios, es el único que puede cambiar el corazón del ser humano cuando se pervierte, por eso fueron días para apoyarse en Dios, era el único camino”.
El sacerdote aseguró que “perdonar es amar y hay que mirar para adelante y resucitar”, además subraya que Dios “siempre ha estado con Ruanda, nos ha bendecido con un país hermoso, conocido como el de las mil colinas y que, poco a poco, se va levantando con su ayuda”.
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