REDACCIÓN CENTRAL, 19 Abr. 19 (ACI Prensa).- Mons. Cristóbal Ascencio García, Obispo de Apatzingán en el estado mexicano de Michoacán, pidió que se respete el “templo” de cada hermano en alusión a la vida de cada uno, tras el enfrentamiento de narcos que dejó una iglesia baleada y saqueada hace un mes.
En un mensaje por Semana Santa, el Obispo afirmó que “la lucha de poder entre hermanos de grupos armados siembran acontecimientos tristes, devastadores, como lo sucedido en San José de Chila: hermanos privados de la vida, un templo y casa parroquial ultrajados a balazos con armas de alto poder, una pila bautismal rota y tirada, gracias a Dios el Sagrario con las especies consagradas fue respetado”.
El Prelado se refirió al enfrentamiento del 19 de marzo entre los grupos de narcotraficantes conocidos como “Cartel Jalisco Nueva Generación” y los “Caballeros Templarios”, que dejó baleada y saqueada la parroquia de San José Obrero, en el poblado de San José de Chila.
Apatzingán se encuentra a casi 500 kilómetros de autopista al oeste de Ciudad de México. El poblado de San José de Chila se ubica a unos 40 kilómetros al suroeste de Apatzingán, a casi una hora y media de viaje en automóvil.
En su comunicado, el Obispo explicó que el domingo siguiente a estos lamentables hechos, acudió “a la comunidad para estar con mis hermanos que ahí viven y con el sacerdote que camina con ellos, y a la vez para celebrar una misa y realizar un acto de desagravio por tal profanación”.
El Prelado refirió luego que “en muchas partes de nuestra diócesis se continúa profanando ‘templos’, porque cada hermano es un templo vivo. ‘El Santuario de Dios es sagrado y ustedes son el santuario’ nos dice el Apóstol Pablo. Dios habita en cada uno de nosotros, somos templos vivos de Dios”.
“Hermanos, dejemos que la luz de Cristo resucitado ilumine las tinieblas de violencia y de crimen en que vivimos inmersos. Respetemos el templo de Dios, en la vida de cada hermano, que nadie sea ultrajado, menospreciado, y menos aún privado de la vida”, exhortó.
Mons. Ascencio invitó también a vivir “el momento presente colmándolo de amor. La gracia de Dios nos dé la energía para trabajar por la paz y la reconciliación, aún en los momentos de más desesperanza”.
“La fuerza requerida para llevar el sufrimiento, la voluntad para no desfallecer, el amor aún hacia el enemigo sólo puede provenir de Dios, del seguimiento de Cristo, de la fuerza del Espíritu Santo”, escribió.
Finalmente el Obispo alentó a “todos seguir orando por la paz con la certeza de que la victoria de Cristo sobre la muerte y el pecado, será nuestra victoria. Qué la Virgen María, Nuestra Señora del Acahuato, interceda por todos sus hijos, para que permitamos ser iluminados por la luz de Cristo Resucitado”.
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