RABAT, 02 Abr. 19 (ACI Prensa).- Estas cinco religiosas clarisas son mexicanas, procedentes de los estados de Guanajuato y Nuevo León, y viven actualmente en el convento de Nuestra Señora de Guadalupe situado en la ciudad de Casablanca (Marruecos).
En medio de la ciudad de Casablanca, donde los musulmanes representan al 99,9% de la población y los cristianos son una minoría extranjera y casi imperceptible en la sociedad, se alza el convento de Nuestra Señora de Guadalupe, fundado en 1989 y entregado a la Orden de las Hermanas Pobres de Santa Clara, también conocidas como Clarisas.
Allí viven en clausura cinco religiosas clarisas procedentes de México, que se dedican a rezar por el pueblo marroquí y por toda la humanidad.
Cuatro de las hermanas proceden del estado de Guanajuato y una de Nuevo León.
Todas acudieron al encuentro que el Papa Francisco mantuvo con los religiosos, religiosas, sacerdotes y personas consagradas en la Catedral de Rabat (Marruecos), el pasado domingo 31 de marzo.
Una de estas religiosas clarisas, sor Dulce María, lleva 20 años en Marruecos. Explicó a ACI Prensa que habían venido todas las hermanas del convento de Nuestra Señora de Guadalupe “haciendo una excepción” porque la ocasión lo requería.
“El Papa nos viene a reforzar a en la fe y a darnos esperanza y amor para compartir ese amor y cariño entre los musulmanes”, precisó la religiosa.
Además subrayó que siempre ha mantenido una relación muy buena con el pueblo marroquí, con el que “cada año nos unimos a su Ramadán, haciendo con ellos el ayuno y compartimos todo con ellos”.
Sor Susana Téllez explicó a ACI Prensa que cuando recibió la noticia de que iba a ser enviada desde Guanajuato a Casablanca, para ella “fue un gusto”.
“Saber que iba a venir a esta misión fue una alegría, porque este país me ha enamorado. Es un pueblo hermano, que me ha enamorado bastante con su cultura, la gente es muy acogedora. Siempre digo que somos orantes, en medio de un pueblo orante y hermano que nos ha acogido y que me alienta a seguir en misión como consagrada y de servir a Dios desde mi testimonio”, precisó sor Susana.
Sor Lucía García también aseguró que para ella el pueblo de Marruecos es “pura familia” y que “es casi como estar en Guanajuato, son muy amigables, son hermanos”.
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